Hiperinflación: a un paso del umbral

La correlación entre aumento de la base monetaria y la tasa de inflación no es lineal. Existen factores psicológicos, sociales que modifican la “demanda de dinero” es decir la cantidad de dinero que ahorra la gente en forma de moneda local. Generalmente la inflación tiende a retroalimentarse y a acelerarse conforme pasa el tiempo, en la medida que los déficits persistan:
1) porque la demanda de dinero tiende a disminuir, es decir a medida que el público percibe el dinero se desvaloriza, lo gasta o lo invierte mas rápido.
2) aunque los déficits permanezcan constantes, el mercado demandará mayores tasas de interés para financiar la deuda pública para contrarrestar la perdida de valor del dinero, cosa que redundará en un mayor déficit cuasi fiscal (o sea, el gobierno deberá imprimir mas dinero para pagar los servicios de su deuda).
3) en el caso de USA se suman dos efectos más que aceleran el proceso: el gasto público aumenta en la medida que se siguen destruyendo puestos de trabajo y aumenta el pedido de subsidios de desempleo y la recaudación fiscal disminuye el la medida que el consumo y la producción se desploman.
Existe además un efecto “retardo”: el fuerte aumento de la base monetaria ocurrido a fines del 2008 (se duplicó prácticamente), tendrá efectos inflacionarios perceptibles a partir de principios del 2010 probablemente.
Según el economista Peter Bernholz (Profesor de Economía de la Universidad de Basilea) que estudió 12 casos en el mundo de los más importantes períodos de hiperinflación, descubrió que el punto de inflexión se produce cuando el déficit asciende al 40% de los gastos.
Estados Unidos llegó al ese punto exactamente. El déficit de $ 1.5 billones asciende a un 41,7% de los $ 3,6 billones de dólares en gastos.
Muchos sostienen que el dólar no colapsará porque el dólar es la moneda de reserva mundial (alrededor del 63% de las reservas de los bancos centrales del mundo están en dólares). Yo creo que es al revés: habiendo tantos dólares en el mundo, su colapso (debido avalancha de huída del dólar) podría derrumbar su valor a una velocidad increíble.
Bastaría que un buen día salga una noticia en los diarios de que el banco central de China empezó a vender sus activos en dólares para que se inicie una avalancha imparable.

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